Servidores de la Vida
Cada ser humano es único, irrepetible, insustituible. Su vida, aún en condiciones difíciles, merece ser vivida y reconocida por su dignidad.
La dignidad humana se recibe en el momento en que comienza la vida: la concepción. En la concepción, este único óvulo fecundado tiene su propio ADN único; existe un ser humano. De esta diminuta célula solo puede surgir una cosa: ¡un bebé humano! Y desde este momento, durante la infancia y la niñez hasta la vejez, en cada instante de su vida, sana, enferma, acompañada o sola, deseada o no, esta persona posee una dignidad única e irrepetible. Por ello, independientemente de la etapa de desarrollo o del lugar donde se encuentre su vida debe ser protegida.
A través de Servidores de la Vida se ofrece el apoyo espiritual y físico donde los colaboradores encuentren el amor transformador del Corazón de Cristo—en el Evangelio, en los Sacramentos y en comunidad unos con otros—para servir a los más vulnerables y necesitados configurándonos como apóstoles de Cristo.




Nuestra Misión
Somos diferentes apostolados comprometidos con la defensa de la vida, trabajando incansablemente para salvaguardar la dignidad de cada vida humana, desde su concepción hasta su término natural, buscando ser buenos samaritanos, a ejemplo de Cristo, ante las diferentes amenazas y situaciones donde la vida humana se ve trastocada.
Gracias a Servidores de la Vida, pude encontrar respuestas concretas para comprometer mi vida por la causa de Cristo al servicio de toda vida humana.
Elena Mendoza
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Compromiso
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